Borja González: «Echo en falta lo popular en el cómic. Antes se vendían 15.000 tebeos cada 15 días»>

El autor Borja González (Badajoz, 1982) ha pasado de publicar 'La Reina Orquídea' (2016) en la pequeña editorial El Verano del Cohete (coeditor junto a sus socios Mayte Alvarado y Ruí Díaz) a una gran editorial como Reservoir Books y Dargaud en Francia. Y de ahí a la cúspide nacional: el pasado 8 de septiembre fue proclamado premio Nacional de Cómic 2023 por su obra 'Grito nocturno' (Reservoir Books, 2022), que ha sido traducida a seis idiomas (francés, inglés, alemán, italiano, portugués y holandés), y próximamente al polaco y al ruso.Sus dibujos son pequeñas maravillas, pequeñas obras de arte transversales, que contienen algo de ciencia ficción, de terror, de misterio, de atmósfera gótica y mitológica, de música punk. Una amalgama tal de registros y cualidades son las que brotan y seducen al lector. Acaba de publicar 'El pájaro y la serpiente' , obra con la que cierra la historia de Teresa en el ciclo de Las Tres Noches. «Cuando pienso en mis cómics, a pesar de que hay influencia de muchos otros cómics, -y algunas, creo que son evidentes-, es raro que piense en otros cómics. Suelo ver a lo mejor una canción, una película, una fotografía, una novela, un recuerdo. Intento meterlo todo en una batidora de ideas, que no sean ni una cosa ni otra, y sobre todo que no sean elementos claramente reconocibles. Puede que se esté hablando de punk, pero es probable que la novela no sea punk en absoluto, puede que haya un cierto regusto o una atmósfera terrorífica, y nunca dirías que pertenece al género del terror. Trato de utilizar elementos que me resultan interesantes, mezclados, para que salgan cosas completamente originales, pero sí para generar unas texturas extrañas», subraya.Entre sus influencias menciona «desde Tom Gauld o a (Mike) Mignola, pero en mi periodo de formación me obsesioné con la línea clara francesa. Y, al mismo tiempo, por contraposición, con (Richard) Corben, por ejemplo, que era literalmente todo lo contrario: volumen, sombra». Por otra parte, juega mucho con «lo no dicho, con el mundo en las imágenes. Y a veces también con elementos que generan fricciones entre ellos. Es verdad que, por ejemplo, a mí me gustan ciertos autores como Thomas Pynchon o Don DeLillo. Autores que te inundan a ideas, que en 100 páginas te han contado 20 millones de cosas, que te mezclan la física termonuclear con la cultura pop de los 70. Y dejándote llevar generan unas texturas y unas sensaciones, que es lo único importante: a mí eso me interesa».Nos desvela algunas claves sobre su estilo cuando plantea sus cómics: «El argumento me da completamente igual, el desarrollo de personajes me da completamente igual, mis personajes no son personas, no tienen pasado ni futuro, nacen en la primera página y mueren en la última. De Teresa, por ejemplo, ¿qué conoces realmente? Nada. Le gusta la literatura de terror, es un poco arisca, tiene un sentido de humor un poco negro, es solitaria. Entonces, a mí me preocupa mucho más, por ejemplo, el ritmo, la composición, el color, dónde está colocado el bocadillo con respecto al siguiente. Eso crea un ritmo».Cine, cómic y estilo propioEn su obra hay un regusto del cine de Dreyer y Murnau, «e incluso de Bergman en algunas cosas, porque tengo un gusto por cierta teatralidad, por las sombras chinescas, por jugar con el escenario y los personajes como si fueran exactamente eso, escenarios y personajes». ¿Cómo fue su salto cualitativo como autor? «Viendo el trabajo de otra gente, te das cuenta en qué punto estás tú. Recuerdo que con 'La Reina Orquídea' di un salto gigantesco. Evidentemente aún me quedaban por pulir cosas, no tanto a nivel técnico, porque de hecho era un dibujo mucho más sencillo, mucho más suelto y más sintético que lo que yo hacía antes, que era un trabajo de plumilla, mucho más barroco. Había ido puliendo recursos en los últimos años como ir simplificando los personajes, no recurrir a todo tipo plano, sino un plano general en el que los personajes se muevan, contar más de los personajes a través del entorno que a través de su personalidad o de su biografía, generar estados de ánimo con el color y el ritmo más que con lo que estén diciendo. Y me decía: hay que mejorar el movimiento corporal, para el siguiente hay que currar un poco más los escenarios, pero realmente el lenguaje ya estaba. Quiero creer que nos pasa a todos, pero recuerdo la tranquilidad cuando eso me ocurrió», sentencia.En sus obras planea una sensación de soledad, de una vida aquí y otras vidas posibles, un tomar conciencia de las cosas. ¿Son temas recurrentes que de alguna manera te inquietan? «En la época que estaba trabajando en 'La Reina Orquídea', todos teníamos un cierto estrés emocional y una cierta ansiedad, que fue con el golpe de la crisis económica. De repente me di cuenta, que la ciencia ficción o el terror son géneros que sirven de termómetro emocional para la sociedad. Dime qué tipo de p... https://www.abc.es/cultura/borja-gonzalez-echo-falta-popular-comic-vendian-20231228185128-nt.html

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