¿Qué es la radiación alfa? Del núcleo atómico al reactor nuclear
La radiactividad ha sido siempre un tema delicado, e incluso enigmático, para la mayor parte de la población. Eclipsado con historias de mutaciones, cánceres y toxicidad, a menudo el término se engloba en una espiral de negatividad sin profundizar realmente en qué es, cómo se produce y, por consecuencia, hasta qué punto o bajo qué condiciones es realmente peligrosa.
Por ejemplo, ¿sabías que las características dependen mucho del tipo de radiación (alfa, beta o gamma)? En concreto, la radiación alfa, una radiación ionizante indispensable para entender el comportamiento de la materia, se encuentra en el core de esta situación de desconocimiento.
La partícula alfa, protagonista de este tipo de radiación, no es más que un clúster de dos protones y dos neutrones, esencialmente equivalente al núcleo de un átomo de helio. Esta singularidad es todo un privilegio, pues confiere a la partícula alfa un sinfín de características que la vuelven única e inconfundible dentro del estudio de la física de partículas.
Desde su descubrimiento hasta su papel en la formación del Universo – probablemente hechos menos famosos que sus consecuencias más negativas – la radiación alfa ofrece fenómenos presentes tanto en los laboratorios como en la propia naturaleza.
¿QUÉ ES LA RADIACIÓN ALFA?
Así, la radiación alfa es una forma de radiación que se manifiesta a través de la emisión de las famosas partículas alfa desde un núcleo de un átomo inestable. Estas partículas, como ya anticipábamos, están compuestas por dos protones y dos neutrones, lo que la hace idéntica al núcleo de un átomo de helio.
Además, son partículas especialmente grandes y pesadas en comparación a otras a las que estamos acostumbrados, como los electrones o los fotones. De hecho, es justamente esa masa la que hace que estas partículas sean menos penetrantes en la materia que otros tipos de radiación, como la beta o la gamma: una hoja de papel o la capa externa de la piel pueden detener a las partículas alfa. Esto, realmente, la convierte en la forma de radiación menos peligrosa que existe en términos de exposición externa.
Esta emisión de partículas ocurre, principalmente, en átomos inestables. Y es que, cuando un núcleo tiene un exceso de energía, suele buscar la estabilidad a través de la liberación de la misma en forma de partículas subatómicas. En caso de la radiación alfa, esto es equivalente a expulsar una partícula alfa desde el núcleo del átomo, eliminando dos parejas de protones y neutrones del mismo, y transformando el átomo original en otro elemento diferente.
EL ORIGEN DE LA RADIACIÓN
Pero, ¿en qué condiciones se producen esas emisiones por parte del núcleo? ¿Puede ocurrir de forma espontánea? Pues bien, las causas pueden ser artificiales o naturales. Entre estos últimos destacan algunos elementos como el uranio y el torio – dos de los más abundantes en la corteza terrestre – como fuentes primarias de radiación alfa.
Elementos como estos suelen irse descomponiendo a lo largo del tiempo de forma espontánea, emitiendo estas partículas como parte de su proceso de desintegración natural. También algunos minerales, como la torita y la monacita, contienen concentraciones significativas de estos elementos que contribuyen a la radiación ambiental de las zonas donde están presentes.
¿Te suena el radón, verdad? Pues este gas noble tiene carácter radiactivo. Se forma como subproducto de la descomposición del uranio y el torio en el suelo y las rocas.
En consecuencia, la inhalación de este gas puede ser una fuente de exposición a la radiación alfa en los entornos domésticos y, en grandes cantidades, puede llegar a ser dañina por introducirse dentro del cuerpo y golpear a los tejidos desde dentro – los cuales no están tan fortalecidos como la piel externa. Finalmente, aunque en menor medida, los rayos cósmicos son también una fuente de radiación alfa natural: estos llegan desde el espacio exterior y, entre sus múltiples componentes pueden incluir las partículas alfa.
Por el otro lado, la radiación artificial tiene como mayores exponentes a la industria nuclear y a los residuos que estas producen. Así, la manipulación y producción de materiales radiactivos en la industria y en el sector médico pueden generar fuentes de radiación alfa artificiales, es decir, isótopos radiactivos que se utilizan luego en medicina nuclear y en reactores nucleares. Los residuos de estas a... https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/radiacion-alfa-nucleo-atomico-reactor-nuclear_21637
Comentarios
Publicar un comentario