Los tesoros y misterios de las rutas de la seda
Con sus escasos ocho centímetros, la escultura adopta la forma inconfundible de un Buda sentado sobre una flor de loto, con las piernas cruzadas y los pies hacia arriba. En un pasado remoto debió de ser de un dorado bruñido, el color de la aleación del cobre en la que fue fundido hace un milenio y medio. Su mano derecha está apoyada en la rodilla, con la palma hacia fuera y los dedos apuntando hacia abajo en varadamudra, el gesto budista de cumplimiento de deseos. Con la izquierda sujeta el sanghati que lo envuelve. La expresión es serena, los labios sonríen y sus ojos debieron brillar entre unos párpados semicerrados, insinuados por los restos de vidrio de su interior. El orfebre resaltó los rasgos con plata, estaño y niel negro. El bindi o tercer ojo pintado en la frente, símbolo de sabiduría en India, estuvo resaltado por una capa de metal que hoy sigue brillando.Noticia Relacionada estandar No Investigadores cordobeses descubren en Sevilla el vino más antiguo del mundo: blanco y con 2.000 años de reposo ABC Córdoba Blanco, con 2.000 años de reposo y de origen andaluz, así es el caldo con más años que ha salido a la luz en una tumba romanaEsta estatuilla, realizada entre el final del siglo VI y mediados del siglo VII, pertenece a la tradición artística del Valle del Swat (Pakistán), un importante centro del budismo primitivo , la fe que, en los primeros siglos de la era cristiana, se extendía desde el subcontinente indio hasta China. Sin embargo, el pequeño Buda se encontró a 5.000 kilómetros de distancia, en la isla sueca de Helgö, donde llegó hacia el 800 d.C. ¿Qué significado tendría este amuleto para sus dueños escandinavos ? ¿Cómo viajaría hasta allí?La miríada de interrogantes que suscitan los intercambios tangibles e intangibles en la antigüedad conforman la base de la exposición del Museo Británico : 'Las Rutas de la Seda', un título pluralizado para explicar la complejidad de una red de redes entrelazadas que abarcó desde Japón hasta Irlanda y desde el Ártico hasta Madagascar. El Buda de Helgö es el primero del viaje por una exposición de 300 objetos, dividida en cinco zonas geográficas, de este a oeste. El diseño de las salas es abierto, sin muros, acentuando la sensación de mundo interconectado. En las paredes laterales, se proyectan paisajes para traer al los espacios la naturaleza y geografía de tierras lejanas.La cronología de las rutas es incierta . Los relatos chinos arrancan con la expedición a Asia Central de un enviado imperial de la dinastía Han a partir del año 138 a.C. Algunas fuentes se remontan a las campañas militares de Alejandro Magno (336-323 a.C.) en Asia Central, y otras, al movimiento milenario de grupos nómadas indoeuropeos. Las líneas de tiempo pueden detenerse en diferentes periodos históricos o continuar hasta el siglo XIX y más allá. Relato épicoPara abordar un tema tan vasto, la exposición se centra en los cinco siglos comprendidos entre el año 500 y el 1000 , un capítulo menos conocido que los viajes de Marco Polo , pero que coincide con Estados decisivos: la dinastía Tang en China, los nuevos Estados islámicos y el Califato Rashidun... Figura de camello de cerámica esmaltada hecha para enterramientos en la dinastía china Tang The Trustees of the British MuseumEntonces los Estados situados en la ruta de la seda estuvieron habitados por pueblos que interactuaban entre sí, hablaban numerosas lenguas y practicaban diversas creencias . Las principales religiones: budismo, cristianismo e islam se expandieron conectando Gran Bretaña y Japón, con el continente. La llegada de los vikingos escandinavos a Terranova , en torno al año 1000, marca un final oportuno tras el cual se inicia una nueva era de conectividad.Las rutas de la seda narran un relato épico de mapas, viajes y milenios . Supusieron, además, la historia del desplazamiento por vías entrecruzadas de tierras, ríos, mares y océanos de una cascada de intercambios: piedras preciosas, zafiros y granates; minerales, jades y cristales de roca; resinas y ámbar; marfil, perlas, conchas y pieles; metales comunes y preciosos, el vidrio en bruto; tintes y pigmentos; especias, frutos secos, vino y miel; sustancias aromáticas, medicinales y plantas. También viajaban objetos artesanales : monedas; accesorios de vestir incluidos tocados, calzado, joyas y adornos; elementos arquitectónicos, tallas y figuras; parafernalia religiosa y textos literarios. Se intercambiaban, además, animales : caballos, elefantes, perros de caza, aves rapaces y ornamentales como pavos reales y otras criaturas exóticas destinadas a pajareras y criaderos de animales.La invención del término 'rutas de la seda' es moderna, apareció por primera vez en alemán –'seidenstrasse'–, y se atribuye al geógrafo Ferdinand von Richthofen (1833-1905) quien, sobre un 'Mapa de Asia Central: Panorama de las conexiones de transporte entre 128 a.C. y 150 d.C.', trazó dos líneas en ...
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