La radiactividad ha sido siempre un tema delicado, e incluso enigmático, para la mayor parte de la población. Eclipsado con historias de mutaciones, cánceres y toxicidad, a menudo el término se engloba en una espiral de negatividad sin profundizar realmente en qué es, cómo se produce y, por consecuencia, hasta qué punto o bajo qué condiciones es realmente peligrosa. Por ejemplo, ¿sabías que las características dependen mucho del tipo de radiación (alfa, beta o gamma)? En concreto, la radiación alfa, una radiación ionizante indispensable para entender el comportamiento de la materia, se encuentra en el core de esta situación de desconocimiento. La partícula alfa , protagonista de este tipo de radiación, no es más que un clúster de dos protones y dos neutrones, esencialmente equivalente al núcleo de un átomo de helio. Esta singularidad es todo un privilegio, pues confiere a la partícula alfa un sinfín de características que la vuelven única e inconfundible dentro del estudio de la físi...